Fuerzas anímicas y espirituales en el arte de educar

Con el congreso de Oxford Rudolf Steiner se encontró con algo que no le había sucedido antes en todo su camino antroposófico en Alemania.
Su ciclo de conferencias tuvo lugar en el venerable OXFORD en un evento celebrado con toda la ceremoniosidad académica: la presidencia de honor había sido asumida por el ministro de educación. El profesor Findlay, conocido psicólogo, presentó a Rudolf Steiner al público.
Había todo un comité de notables entre los que se hallaban el profesor Mackenzie y el director Jacks. El comité lo saludó ceremoniosamente en sus togas y la prensa inglesa dio noticia plenamente imparcial sobre el curso:
En el Manchester Guardian el resultado del ciclo de conferencias fue resumido entre otras cosas, con las siguientes palabras: “Nuestra compleja y sobrecargada civilización exige ahora una afluencia más plena y libre de impulsos espirituales. Ese aporte de lo espiritual sólo puede producirse a través de individualidades que se hallen bien asentadas en el mundo y sean capaces de desplegar plenamente sus facultades. La educación, en el más amplio sentido de la palabra, tiene como objetivo facilitar ese camino”0 (31 agosto 1922). De forma parecida lo expusieron otros periódicos, entre ellos The Nation, The Oxford Times.
Al final del ciclo de conferencias se creó un comité para la educación y pedagogía libre y planeó la fundación de una escuela Waldorf en Inglaterra. Una escuela en King’s Langley, se propuso trabajar siguiendo las ideas de la escuela Waldorf. Evidentemente, la realización de esos planes exigió mucho tiempo, pero al menos el movimiento escolar Antroposófico había llegado también a Inglaterra