Enigmas del mundo, pruebas del alma, revelaciones del espíritu

La Mitología griega refleja, en forma de imágenes multifacéticas las vicisitudes del proceso de transformación que ha sufrido la humanidad. Imágenes macrocósmicas de procesos que también suceden en el microcosmos (el ser humano), pero NO son símbolos o meras alegorías. Esos “dioses” personifican fuerzas universales REALES, relacionadas con nuestros dos polos: el de la VIDA y el de la CONSCIENCIA, y sus respectivas mutaciones e interacciones. De manera que para cada uno ellos existe un equivalente en el ser humano.
El proceso evolutivo de la humanidad ha descendido de un estado clarividente primigenio de contacto con las realidades/seres espirituales, y ha desembocado en la actual consciencia intelectual, discursiva, que sólo capta e interpreta el aspecto material de las cosas, fundamentada en la intensa y necesaria consciencia del yo.
Pero si la humanidad quiere sobrevivir, ha de dar el paso siguiente: reconquistar el conocimiento de los mundos suprasensibles a partir de una nueva consciencia que surge de la acción del yo sobre sus envolturas.

Por nuestra constitución actual, al percibir el mundo, no percibimos su significado (el espíritu, la idea subyacente) y, por tanto, los fenómenos emergen ante nosotros como ENIGMAS a resolver. Ante cada fenómeno, objeto o acontecimiento nos surge la pregunta: ¿Qué significado tienes? ¿Qué quieres decir? ¿Cuál es tu sentido?, etc.
El ser humano se desarrolla precisamente intentando resolver esos enigmas en un PRIMER NIVEL, con el acto de conocimiento: la labor de intuir las ideas y reunirlas con las percepciones que, en principio percibimos como “mudas”, que no nos dicen nada, hasta que pensamos en ellas. Con eso se despierta y desarrolla el yo y la experiencia de la libertad (que implica, entre otras cosas, la posibilidad acertar o errar en el juicio o en la acción). Alcanzando así el nivel del Alma Consciente con sus virtudes, deficiencias y potenciales.
Una vez alcanzado ese nivel, que es donde estamos ahora, es imperativo pasar al SEGUNDO NIVEL en la resolución de los ENIGMAS DEL MUNDO. El primer grado de solución fue entender el mundo con las ideas abstractas, el segundo grado consiste en desarrollar las facultades de percepción espiritual que nos llevan finalmente al núcleo de cada fenómeno dentro de la coherencia e intencionalidad global en la que están inmersos. En eso consiste la Iniciación moderna, que implica una conquista gradual de etapas cognitivas crecientes.
Mas para ello hay que pasar una serie de PRUEBAS DEL ALMA sin las cuales no se alcanza el objetivo de que finalmente emerjan las REVELACIONES DEL ESPÍRITU en las cosas. Con ello se han franqueado los límites  del conocimiento que hemos ido erigiendo y considerando insalvables en los últimos siglos de quehacer filosófico.
Todo ello sale ya reflejado, y hasta proféticamente prefigurado, en los contenidos de la Mitología Griega, expresión, en imagen dramática, de realidades experimentadas en los Misterios antiguos, particularmente los Misterios de Eleusis y de Diónisos.